Marte, el planeta que más ha avivado la imaginación popular, está un poco más cerca de revelar sus misterios, luego que esta semana la sonda Phoenix comenzó a cavar en su superficie en busca de vida presente o pasada en el famoso planeta rojo.
Las primeras imágenes enviadas por la sonda pueden no haber mostrado los pequeños y extraños seres verdes que suelen aparecer en las películas, pero el desolado paisaje de suelo pedregoso y congelado emocionó a los científicos a cargo de la misión.
"Podemos ver grietas en las depresiones (del terreno) que nos hacen pensar que el hielo aún está modificando la superficie", dijo Peter Smith, de la Universidad de Arizona, investigador principal del proyecto Phoenix.
"Vemos grietas nuevas. No pueden ser viejas (pues) estarían rellenas", se entusiasmó.
Y es que los científicos esperan que ese suelo marciano tenga un permafrost rico en agua, al alcance del brazo robótico de la sonda, un hallazgo que significaría que en algún momento de su historia fue una "zona habitable".
Creen además que Marte el cuarto planeta del sistema solar por su tamaño, donde el domingo se posó Phoenix probablemente se pareció mucho a la Tierra en su primera juventud.
Hace 4.000 millones de años el planeta rojo era cálido y húmedo, antes de convertirse en un inmenso desierto frío y con una atmósfera irrespirable desde el punto de vista terrestre.
La atmósfera marciana está compuesta de 95% de dióxido de carbono (CO2), 2,7% de nitrógeno, 1,6% de argón y rastros de vapor de agua y oxígeno (0,13%). En cambio, la atmósfera terrestre está formada en 78% de nitrógeno y 20,6% de oxígeno.
Su masa es un décimo de la masa terrestre y su densidad es la más débil de los planetas telúricos del sistema solar, lo que le otorga una fuerza gravitacional ligeramente inferior a la de Mercurio.
Señales de erosión, depósitos sedimentarios, rastros de antiguos ríos y lechos de ríos secos testimonian la presencia de gran cantidad de agua en el pasado en la superficie marciana.
Y eso es lo que Phoenix buscará durante tres meses, cavando en la región polar del planeta. Los investigadores eligieron esa zona porque está sujeta a cambios estacionales y creen que al igual que en la Tierra el ártico marciano podría esconder un registro de un clima más cálido y habitable.
"Creemos que la materia orgánica tiene que haber existido al menos en una época", producto de meteoritos y otros impactos, explicó Smith.
Phoenix no está sola en su aventura. La Nasa tiene también en suelo marciano a los robots Spirit y Opportunity, que exploran desde 2004 la zona ecuatorial del planeta rojo y que ya descubrieron indicios de la presencia de agua. Y desde el espacio, el módulo orbital Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) y el módulo orbital europeo Mars Express observan sus avances.
Si la ambiciosa misión de Phoenix tiene éxito, Estados Unidos se anotará un punto en la carrera global espacial por llegar al planeta rojo, que debe esa calificación a su aspecto rojizo debido al óxido de hierro contenido en los minerales de su superficie.
Desde el comienzo de la exploración global de Marte en la década de 1960, más del 50% de las misiones fracasaron en sus intentos de tocar este planeta.
Pero la meta más ambiciosa es la de llevar humanos a Marte, un objetivo que la Nasa se ha planteado para el año 2037.
Aunque recorrer 679 millones de kilómetros que a la sonda Phoenix le llevó nueve meses- no será fácil. Al menos no antes que los humanos logren llegar de nuevo a la Luna, que Estados Unidos se propuso colonizar en torno a 2020 para desde allí poder enviar humanos al resto del sistema solar, empezando por el misterioso Marte.
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